¿Quién es el Jefe?

cuando-reprender-a-un-nino

¿Por qué empiezan a llevarnos la contraria en esta edad? (Si se trata de una forma de medirnos, de conocer nuestros límites, de reafirmarse ellos mismos…)

Desde los 24 meses hasta los 3 años los niños suelen comenzar una etapa de “Orgullo”, en la cual se desarrolla el deseo de hacer las cosas por si mismos, desarrollándose el concepto de “autoidentidad” ó “autoafirmación” (gracias al lenguaje), el niño pide insistentemente que se le deje realizar cosas por si mismo, y experimenta placer cuando lo hace con éxito.

A raíz de esto suele sobrevenir una fase de “negativismo” u “oposición” en la cual se busca una reafirmación del “yo”. Esta fase se desvanecerá si los padres la tratan de forma natural sin poner énfasis en ella. No obstante, la resolución de los conflictos de “autoafirmación” marcará su carácter. Más adelante en su evolución se producirá una extensión del “sí mismo” a lo que le rodea: conducta posesiva, celos, “mío”……

El ambiente social del niño determina en gran medida la concepción que éste tiene de sí mismo (“sí mismo especular”). Las personas importantes, para él, le sirven como una especie de espejo; es decir el niño acabará pensando con respecto a sí mismo según ellos actúan con respecto a él.

Muchos problemas de conducta, en estas edades, están vinculados al cansancio (enfermedad, hambre, sueño…). Aparece el bebé que lleva dentro de él. Por ello no debemos anteponer el entretenimiento de los niños a sus necesidades de descanso. El niño cansado se mostrará: nervioso, inquieto, llorón, asustadiza, con comportamientos regresivos…

Muchos aspectos de la personalidad del niño estarán vinculados a las pautas de conducta de los progenitores. El tono y la calidad de la experiencia del niño pequeño se hallan determinados en gran medida por sus padres.

Lo que intentan los niños es “aotuafirmarse”, la expresión del “NO quiero” es una forma de situarse en su Mundo, sus destrezas físicas e intelectuales son mayores y lo quieren demostrar. Su deseo es realizar las tareas por sí mismos, pues experimentan placer al demostrar que son capaces, así se parecen a los “mayores”.

¿Por qué es importante que intentemos que no se salgan con la suya? (O cuáles son las consecuencias de que lo hagan: si a partir de entonces nos costará más que sigan nuestras normas, si su “triunfo” les llevará a querer seguir llevándonos la contraria en todo, si nos perderán el respeto…)

Lo que tenemos que tener claro es que estamos EDUCANDO:

La educación se entiende como la actividad que consiste en guiar o proporcionar, desde fuera, lo necesario para construir (Autonomía).

En esta línea se puede educar a los niños y a su vez marcar límites.

Los límites son restricciones a conductas que se imponen a los seres vivos al rebasar una conducta no esperada o antes de presentarse esta. Los limites pueden frenar algunas conductas que no se desean en la personas.

En la educación infantil los límites son algo fundamental, que no se debe dejar de lado por los padres. Es importante establecer restricciones desde la estructura familiar, ya que desde ahí se comienza con la formación de la persona. Los límites son acuerdos que se establecen y que deben ser respetados y no rebasados por ninguna persona que sea consciente de ellos.

Establecer límites no significa emplear castigos u otros métodos punitivos sino, al contrario, actuar con serenidad pero con firmeza y de manera consistente para que el niño entienda qué se le esta pidiendo que haga.

Si el niño no cumple el límite del adulto y se sale con la suya se habrá creado un nuevo límite “inadecuado”, es decir el niño la próxima vez intentará imponer su voluntad, en la misma situación.

Se cometen errores como que los padres establecen “límites blandos” = “cuando no significa sí, a veces, o quizá”. Es decir, le estamos diciendo ‘No’ al niño, pero al no hacerlo con firmeza, el resultado es que el niño sigue portándose mal, no obedece, discute, etc. Un ejemplo cotidiano y muy común del establecimiento de un límite blando es cuando los padres tienen que repetir una y otra vez las cosas al niño y hasta que no le dan un grito, éste no termina de hacerles caso, se produce una habituación y predicción de demanda, es decir el niño espera el grito (no escuchando la repetición) y solo responderá a este.

¿Qué importancia tienen las normas en esta época de su vida? (Si debemos mostrarnos firmes porque es al fin y al cabo las normas son una forma de que se vayan integrando en la sociedad, si son fundamentales para afianzar las rutinas…)

Los límites-normas que los padres ponen en sus hijos dan seguridad, y permiten adaptarse mejor a las normas y límites sociales en su vida social y adulta. Así se crearan las rutinas sanas y saludables.

La coherencia aporta seguridad y confianza al niño porque así conoce exactamente cuáles son sus límites. Se puede pedir a los niños pequeños que obedezcan sin necesidad de que conozcan todos los argumentos.

¿Cómo debemos actuar cuando nos echan un pulso?

Con frialdad y paciencia, normalmente es suficiente con darle algo de tiempo para que haga suya la demanda.

Es fundamental ser muy concretos en las peticiones que los padres hacen a los menores: no pedirle «que se porte bien», sino que «recoja sus juguetes», «que se lave los dientes «, etc.

Está claro que los niños hacen lo que ven, por ello es importante «dar ejemplo». Hacer constar la regla de una forma impersonal: «Son las ocho, hora de cenar», así el conflicto no lo tendrá con nosotros, sino con el reloj.

Debemos de fijarnos unos pasos a seguir para obtener seguridad “frialdad” como educadores:

  1. Encontramos el momento adecuado (poca distracción).
  2. Nos Acercarnos, (bajamos a su nivel) le miramos a los ojos y con cariño y seguridad lanzamos la demanda.
  3. Siempre debemos cuidar el mensaje (demanda clara, concisa, concreta y cariñosa) ej.: “Es hora de recoger los juguetes”. (No nos hace caso). Le damos 1 minuto.
  4. Desde el suelo comenzamos a cantar la canción de recoger “a recoger, a recoger, soy un niño bueno y tengo que recoger…” Le animamos a seguirnos.
  5. Refuerzo CONSTANTE Y EXAGERADO “que bien guardas tus juguetes, ya eres un niño mayor” “fenomenal” “así sí, bravo”.

Tenemos que tener claro que existen días malos para educar, que hay días que se puede y otros que no. Tenemos que ser flexibles y fríos, conocer la personalidad de nuestros hijos y saber como se encuentran de salud.

Blog

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *