Para iniciar la modificación de los hábitos del sueño es básico crear un ritual alrededor de la acción de acostarse. Esta rutina debe ser un momento agradable que compartan padres e hijo y debe tener una duración entre 5 y 10 minutos. Consistirá básicamente en un intercambio emocional de tranquila información en relación al grado de comprensión del niño, realizada dentro de la habitación donde duerme el niño, como cantar una suave melodía, contar una pequeña historia, resumir lo realizado durante el día, o bien leer un cuento. El niño deberá estar informado continuamente del tiempo que le queda antes de que inicie su sueño. Posteriormente lo dejaremos en su habitación, en la cuna o cama y nos despediremos de él.
Es básico que el niño esté despierto cuando se salga de la habitación. Hay que recordar que el niño aprende a dormir con aquello que los adultos le dan y que en sus despertares normales durante la noche, reclamará las circunstancias que él haya asociado con el inicio del sueño. Si el niño se duerme solo, volverá a dormirse solo cuando se despierte por la noche, pero si se ha dormido en brazos o bien «lo han dormido» meciéndolo, reclamara los brazos o el mecimiento.
Si la rutina es correcta, el niño esperará con alegría el momento de irse a la cama y encontrará fácil separarse de los padres cuando se vayan de la habitación. Ver la televisión antes de acostarse, aunque sea juntos, no es una buena actividad, porque no permite el intercambio personal. Leerle un cuento, o contar historias es mucho más recomendable. Es bueno que tenga junto a él su peluche, su mantita o su almohada. Se sentirá mas acompañado cuando le dejen solo en la habitación y sobre todo descubrirá que permanecen con él cuando se despierte por la noche. Es muy importante la regularidad en la rutina nocturna para preparar al niño para el sueño.
Una vez terminada la rutina los padres abandonaran la habitación, si el niño les llama, deberán seguir una tabla de tiempos de espera antes de entrar en la habitación, que ira aumentando de forma progresiva, siguiendo las técnicas conductuales de agotamiento y extinción de conductas inadecuadas, hasta lograr que el niño se duerma solo. Muy a menudo los padres quedan sorprendidos de la rapidez y efectividad de estos métodos, que puede producirse tras pocos días. Siempre se debe solicitar la ayuda y dirección de un Psicólogo Clínico especialista en problemas infanto-juveniles.
Siempre hay que tener presente que a un niño mal acostumbrado durante años es más difícil cambiarle los hábitos. El niño en crecimiento es un ser al que se le deben inculcar unos hábitos de sueño correctos, con tranquilidad y seguridad, para evitar posteriormente la aparición de múltiples distorsiones patológicas relacionadas con su sueño, que pueden dar lugar a divergencias y malestar entre los padres y repercutir negativamente sobre la salud familiar. El llanto repetitivo y continuo de un niño durante la noche, con múltiples despertares, es una de las «pruebas» mas duras de soportar.
El Psicólogo o especialista al valorar las alteraciones del sueño en los niños siempre tendrá en cuenta los siguientes elementos:
- Es necesario detallar la historia y evolución del síntoma de manera muy precisa, detectar factores precipitantes, psicológicos u orgánicos y determinar los elementos de mantenimiento del problema.
- Descartar de entrada los procesos orgánicos más frecuentes para cada grupo de edad que podrían distorsionar el sueño; cólicos, reflujo, infecciones, otitis, catarros, gastroenteritis, etc.
- El problema del sueño debe ser enmarcado dentro del ciclo de 24 horas ya que es muy probable que las distintas actividades diurnas influyan de forma clara en el sueño.
La rutina del sueño los fines de semana o puentes.
Debemos de ser flexibles, los fines de semana suelen existir situaciones que nos sacan de la normalidad, como comidas y cenas con la familia o amigos, nos adaptamos a las nuevas situaciones y organizamos un nuevo horario. Nunca variar más de 1 o 2 horas el horario. Utilizar siempre un día completo antes del colegio para ajustar las siestas y la hora de acostar adecuada, acorde a los horarios del colegio.